Una agenda común para crear más inversión y empleo en Argentina: eliminar impuestos distorsivos para competir en una cancha nivelada
Once cámaras de la industria metalúrgica elaboraron un detallado estudio de competitividad donde se conocieron datos precisos sobre la misma a nivel nacional. En Argentina, el sector metalúrgico es estratégico no solo por su peso económico —equivalente al 5,6% del PBI—, sino también por su rol como socio clave de 17.000 empresas. Según el informe, la metalurgia podría sumar 7.400 millones de dólares adicionales a la economía y generar 1,2 millones de empleos directos en la próxima década, contribuyendo a un desarrollo sostenible y diversificado.
Pese a su potencial, las empresas metalúrgicas enfrentan serias dificultades para competir en igualdad de condiciones con otros mercados. La carga impositiva promedio sobre el costo de fabricación de productos metalúrgicos en Argentina es del 32%, más del doble que en Brasil y México. Además, un tercio de estos impuestos son considerados distorsivos, ya que se acumulan en la cadena de valor y no tienen equivalente en economías comparables.
“Los impuestos que tenemos distorsionan en un 32% nuestros productos en el mercado (sin IVA). En Brasil, un competidor tributa la mitad, pero además el cliente tiene acceso al crédito subsidiado a productos con 60% o más de integración brasilera a través del BNDES para un mercado interno con una escala mucho más grande. Empezamos la carrera sin zapatillas y 20 metros antes de la largada. Hicimos la tarea, estamos en la frontera tecnológica y nuestro sector exporta regularmente a más de 25 países. Pero si abrimos la economía sin antes comenzar un sendero de baja de impuestos distorsivos, entre otros ítems, corremos el riesgo de barrer con un sector que es productivo, reconocido internacionalmente, genera empleo y tiene un enorme potencial exportador”, afirmó Enrique Bertini – Presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola. (CAFMA).

El informe subraya que, si bien la estabilidad macroeconómica es un primer paso necesario, no es suficiente. Es imperativo avanzar con reformas microeconómicas para mejorar la competitividad estructural. Entre las prioridades identificadas están:
- Reducir la carga impositiva y eliminar impuestos distorsivos.
- Disminuir los costos laborales no salariales, que hoy alcanzan el 67% de la masa salarial.
- Optimizar la logística, disminuyendo los costos asociados al transporte y distribución.
- Argentina tiene el costo laboral no salarial más alto de LATAM, 25% por encima del promedio regional.
- Se suman tasas elevadas de juicios laborales, que afectan la competitividad.

En un mundo donde las principales economías están intensificando sus políticas de incentivo industrial y medidas de defensa comercial, competir en igualdad de condiciones se vuelve más crítico que nunca. Países como China, Brasil y México han implementado estrategias efectivas que combinan apoyo financiero, incentivos fiscales y defensa frente a prácticas desleales.
El sector metalúrgico argentino está preparado para competir y aportar al crecimiento económico, pero necesita condiciones más favorables. “La agenda de la competitividad hoy toma otra urgencia y tenemos una enorme oportunidad de hacer las cosas bien. La economía híper cerrada de los últimos años nos condenó al estancamiento y la apertura de los 90 puso en riesgo nuestra supervivencia. Es tiempo de intentar el camino difícil: bajar los impuestos distorsivos y mejorar las condiciones generales de la competitividad sistémica para integrarnos al mundo”, señaló Carlos Moriconi – Presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Acoplados y Semirremolques (CAFAS).
Representando a fabricantes de maquinaria agrícola, acoplados, tubos y perfiles, construcciones livianas de acero, línea blanca, electro y gasodomésticos, autopartes y envases de acero, entre otros, las industrias sobre las cuales se realizó el informe integran un ecosistema compuesto por empresas, en su mayoría PyMEs, que generan 11.500 millones de dólares en exportaciones y emplean directamente a más de 350.000 personas.
Con una agenda clara de reformas y un compromiso conjunto entre los sectores público y privado, la industria metalúrgica puede convertirse en un motor de inversión y empleo que impulse a la Argentina hacia un desarrollo sostenido.
Once cámaras de la industria metalúrgica elaboraron un detallado estudio de competitividad donde se conocieron datos precisos sobre la misma a nivel nacional. En Argentina, el sector metalúrgico es estratégico no solo por su peso económico —equivalente al 5,6% del PBI—, sino también por su rol como socio clave de 17.000 empresas. Según el informe, la metalurgia podría sumar 7.400 millones de dólares adicionales a la economía y generar 1,2 millones de empleos directos en la próxima década, contribuyendo a un desarrollo sostenible y diversificado.
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